Ocio y tiempo libre
[Ocio es] ...consumo no productivo de tiempo
(Thornstein Veblen)
En términos sociológicos, el ocio se entiende como tiempo en el que se realizan actividades voluntarias. Desde la Antigüedad, el concepto ocio se desarrolló en esa línea en el entorno cultural europeo. Virgilio entendía el ocio como un don divino y para Séneca el ocioso era aquel hombre que tiene conciencia de su ocio. No será, sin embargo, hasta que la Revolución Industrial transforme las estructuras productivas, económicas y sociales, así como los modos y hábito de vida de los ciudadanos, en Occidente, cuando los pensadores comiencen a desarrollar elaboraciones conceptuales más precisas y que vinculan, por clara contraposición, la acción de ocio con la de trabajo. En esta línea Carlos Marx entendía el ocio como la riqueza real que tiene cada hombre; desde su perspectiva, la libertad empieza con el cese de la obligación de trabajar.
El surgimiento de la sociología del ocio en la segunda mitad del siglo XX es resultado del desarrollo de las sociedades industriales avanzadas y de los nuevos hábitos de vida que trae aparejado el capitalismo. En aquellos días, algunos sociólogos europeos comienzan a barajar la hipótesis de la existencia de una civilización del ocio. El precursor de esta línea de pensamiento fue el sociólogo francés J. Dumazadier, quien define el ocio como un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse, por iniciativa propia, ya sea para descansar, divertirse o formarse, tras haberse liberado de sus obligaciones laborales, familiares o sociales, porque en ellas encuentra algún tipo de satisfacción o gratificación en el plano personal. Desde esta perspectiva, el tiempo de ocio vuelve a vincularse estrechamente con el tiempo de trabajo, de forma contrapuesta pero, lo que es más importante en esta concepción teórica, ambos fenómenos son complementarios. Se entiende, pues, que sin expectativas de ocio el trabajador pierde su motivación para ejercer un trabajo productivo en términos económicos. Y, al mismo tiempo, sin trabajo se reduce la motivación para disfrutar del tiempo de ocio.
Pero, en estas sociedades avanzadas en las que se genera mayor riqueza en menor tiempo, supuestamente, también generan mayores espacios de tiempo libre y mayores posibilidades de ocio. La contrapartida está en que el acceso a mayores posibilidades de ejercer el ocio requiere del aumento de la producción, por lo que, para ello, se implementa tecnología y formas de organización del trabajo que conducen a la mecanización y a la alienación del tiempo de trabajo.
A su vez, precisamente por la automatización y rutinización del trabajo, que no resulta en absoluto gratificante en la mayoría de los casos, el trabajador encuentra el tiempo libre, en el ocio, un incentivo para la satisfacción personal. Así, por ejemplo, algunos sociólogos, como G. Friedman han destacado que el ocio tiene una función de compensación en términos biológicos, psicológicos y sociales. En este proceso, la sociología del ocio, busca respuestas a interrogantes sobre si, una vez asimilado el ocio como un fenómeno más susceptible de ser explotado en términos económicos o industriales por el capitalismo, los hombres dispondrán, en efecto, de tiempo realmente libre. O si, por el contrario, el ocio se transformará en una nueva forma de alienación y frustración.