Filosofía
"La filosofía emerge de la historia de la filosofía al contrario. Filosofía e historia de la filosofía son una misma cosa, una imagen de la otra. El estudio de la historia de la filosofía es el estudio de la filosofía misma"
(G.W.F. Hegel)
La filosofía nace a principios del siglo VI a.C. en Asia Menor. El primer pensador conocido es Tales de Mileto, considerado el creador de la metafísica y cuya influencia fue decisiva desde Heráclito a Demócrito. Por entonces sobresalía también Pitágoras, quien se había trasladado desde Samos a la Magna Grecia. Más tarde, aparecen los grandes pensadores de la filosofía griega: Sócrates, Platón y Aristóteles, figura capital del período clásico, creador de una importante obra cuya influencia se hará sentir de forma extraordinaria en la Edad Media, al dar lugar al desarrollo de la filosofía escolástica, cuyos máximos representantes son San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.
Con la Edad Moderna, la filosofía se desliga de las diversas ciencias. En el siglo XVII, Descartes crea una metafísica de la razón (Racionalismo) que da origen al idealismo alemán, escuela a la que contribuyeron Fichte, Schelling, y Hegel. Como reacción contra el idealismo surgió el positivismo, cuya figura central es Auguste Comte.
Ya en el siglo XX, entre los filósofos más relevantes figuran Bergson, Husserl creador de la escuela fenomenológica, y Heidegger, padre de la filosofía existencial. En los últimos años, adquiere enorme desarrollo el movimiento denominado existencialismo, continuador del pensamiento de Heidegger, que tiene en Jaspers, Marcel y Sartre, a sus principales representantes.
Fernando Savater ha definido funcionalmente la filosofía como "la tarea actual y prioritaria de tomar intelectualmente partido por la civilización humana única frente a lo que en cada una de las diversas culturas se opone a ella". Ello significa, en primer lugar, que no es lo mismo civilización que cultura, y que lo que apareció en el siglo VI a.C. en Jonia, intelectualmente hablando, no fue otro producto cultural sino el esbozo de la civilización. Las culturas son locales, realizan las posibilidades humanas de un modo más o menos completo pero cerrado, distinguen entre un "ellos" y un "nosotros" colectivos, se estructuran a partir de lo irrevocable y plenamente significativo de las diferencias, establecen un código y distinguen entre quien puede asumirlo por pertenecer nativa o adoptivamente a él y quien está excluido. Por ello, las culturas son formas de establecer límites y hacerlos fructificar. Además, en segundo lugar, significa entender la función que la civilización ha cobrado y cobra frente a las culturas. La civilización, que es singular, no territorializa sino que desterritorializa; no codifica sino que decodifica; en definitiva, pretende universalizar, y para ello refuerza la individualidad de destino de cada cual, que es precisamente lo que todo ser humano comparte más allá de sus diferencias culturales. La civilización consiste en el esfuerzo de dar relevancia intelectual a todo lo que los humanos tienen en común, es decir, de primar aquello en lo que todos nos parecemos, a pesar de las diferencias que nuestras distintas culturas dejan traslucir. La civilización no anula la pertenencia cultural de cada uno pero, a partir de ésta, propone otra más amplia, que ninguna autoridad territorial puede gestionar.